Hace veinte años me encontraba laborando en Raritan Nueva Jersey, en una cafetería de gerente (manager) con mi única empleada, era la cafetería de un edificio de pruebas de sangre.
De repente, recibo una llamada telefónica, era mi mujer, me estaba diciendo de un avión que había chocado en una de las dos torre gemelas en Manhattan.
Una vez más, mi mujer me vuelve a llamar diciendo “otro” otro avión choco en la otra torre…
En ese lugar, no teníamos radio, ni televisión, solo mi celular y el teléfono anclado a la pared de donde poníamos comunicarnos mi empleada y yo, con el mundo exterior..: y mis clientes de boca en boca.
De repente llego un cliente y me dijo que otro avión lo hiban siguiendo dos Jets militares, (se lo contó un primo que los vio pasar a baja altura) más tarde nos llegó la noticia que ese avión cayó en un campo despoblado en Pennsylvania.
A según, el vuelo 93 fue derribado por los dos Jets militares en un campo despoblado lejos de los ojos de la gente ( esto jamás se va aceptar porque sería un escándalo, que las armas para defender el pueblo americano, fueran usadas contra su misma población civil).
La historia oficial del vuelo 93 que cayó en Pennsylvania se cuenta así, los pasajeros del vuelo se enteraron por medio de sus familiares que les llamaron a sus celulares para decirles lo que estaba pasando, y ellos decidieron pelear contra los terroristas que llevaban secuestrado el avión y cayeron.
Hace veinte años cuantos de ustedes tenía celular?
Trate usted hoy día de usar su celular así como lo usa en tierra a miles de metros de altura dentro del avión y verá si le funciona, por supuesto que no.
Hace veinte años los celulares no tenian “MODO AVIÓN ” ni los aviones te daban el wifi, porque no tenian… aún así, con todo esto, hoy día, a nadie le sirve su telefono celular en los terrenos de Dios, los cielos.
En ese tiempo, los celulares eran muy simples, solo servían para llamar y recibir llamadas, como textos mensajes y ya..: no eran tan sofisticados como ahora lo son.
Me quede a dormir en Raritan con varios amigos de Costa Rica que rentaban una casa todos juntos, y laboraban en ese sitio limpiando el edificio.
Al otro día, el tren empezó a funcionar a medio día y solo llegaba a la calle 33 en Manhattan…. En el tren de Nueva Jersey a Nueva York pude ver el humo que se elevaba hasta los cielos de las torres gemelas.
En Nueva York, el sistema de transporte no funcionaba.. desde la calle 33 en Manhattan me vine caminando hasta mi departamento en Queens Nueva York.
El ataque ocurrió un día martes 9 de septiembre el día once.
A medida que pasaban las horas los responsables ya se habían adjudicado el ataque, era Bin Laden y su gente.
En Nueva York, la gente empezó a ver a la gente de esos países como los responsables y a querer darles sus madrizas, como ahora la gente hace con los asiáticos por el coronavirus que los ven como los responsables de la pandemia y algunos sufren sus madrizas.
La policía empezó a cuidar a la gente de esos países en donde están sus sinagogas o centros religiosos..
El día sábado me fui ayudar en lo que fuera.:: pensé que hiba a recoger escombros de lo edificios pero me mandaron otro lado en donde los militares nos enlistaron a todos los voluntarios encabronados como yo, de querer ayudar y defender a este bello país de Gringolandia.
Quede un poco traumado, saltábamos como locos a cada cosa que cayera a nuestras espaldas.
Ver a la gente de esos países a alguien que traía explosivos entre su ropas y la hiba hacer estallar, junto con ellos.
La gente de esos países de donde nos atacaron no salían de sus casas por miedo a sufrir sus madrizas.
Cuando viajaba en el tren, sentía que alguien hiba a poner una bomba cruzando el rio entre Queens y Manhattan y morir ahogados.
Deje de usar el elevador de mi edificio por varios años.
Aún no puedo vencer del todo a estar en un lugar cerrado, el miedo latente sigue ahí.
Hay más cosas que nunca se sabrán del ataque.
Durante mi estancia, todo el tiempo tenía un carnet en mi pecho escrito por los militares como identificación.
Estamos vestidos con nuestras ropas de civiles ayudando.:: la persona que estaba a cargo de nuestro grupo era una mujer militar, que estaba vestida con sus ropas militares todo el tiempo.
Estamos en la calle 42 en Manhattan Nueva York.
A mi se me dijo al principio que me quedara ahí mismo en la calle 86..
Me mandaron a la calle 42.
Seis meses después, me llegó esta carta de agradecimiento por mis servicios.
Con el tiempo, varios voluntarios empezaron a morir de cancer, por el humo que respiramos de las torres gemelas… y seguiremos muriendo